Prisas, ciencia y coronavirus

La ciencia, como la buena cocina, requiere su tiempo. Tiempo necesario para el desarrollo de ensayos clínicos adecuados, para analizar y comparar variables, para sacar conclusiones y para poner en marcha actividades orientadas hacia la población.

La COVID-19 nos ha cambiado en parte esta perspectiva (al igual que muchas otras cosas en nuestra sociedad) ya que estamos luchando en contra del tiempo.

Nos falta tiempo para generar test diagnósticos, para diseñar vacunas, para investigar nuevos tratamientos, para establecer hipótesis de contagio y transmisión; y todo ello para evitar más enfermos y muertes.

Este querer llegar a más en menos tiempo nos lleva a situaciones complejas, y a veces contradictorias, que son difíciles de entender por la población.

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Existen prisas por investigar. El número de proyectos de investigación activos relacionados con la COVID-19 es abrumador. En la base de datos de Clinical Trials existen más de 3900 estudios de investigación relacionados con diferentes aspectos de esta enfermedad y en su homóloga europea Eudra-CT unos 290 estudios. Numerosas becas internacionales, nacionales o locales están surgiendo para subvencionar otros proyectos (clínicos, de reestructuración económica, de innovación, de aplicación de tecnologías, de generación de ideas…).

Existen prisas por publicar. Todas las revistas científicas admiten, a través de vías de revisión especiales, trabajos relacionados con la COVID-19 y desde este año todos los artículos relacionados con esta pandemia se ofrecen en abierto. Cada día salen a la luz cientos de artículos publicados incluso en fases iniciales y medias de los proyectos de investigación (resultados parciales) y se publican de manera acelerada en versiones digitales («preprints») buscando los titulares periodísticos por el ansia social de conocimiento. Solo en PubMed existen más de 73.500 publicaciones de todo tipo en este año relacionadas con la pandemia, de ellas 189 son ensayos clínicos y más de 350 revisiones sistemáticas.

Existen prisas por conocer. La población pide saber más, estar al tanto y actualizada sobre los avances científicos. En todos los medios de comunicación de masas gran parte de la información está dirigida a la información sobre la evolución y los tratamientos de esta pandemia. Los periodistas acuden a las fuentes científicas y es complicado en numerosas ocasiones construir titulares informativos con las numerosas dudas generadas por la ciencia que pocas veces arroja resultados absolutos. Por este motivo lo cierto a día de hoy pasa a ser matizable mañana y falso pasado mañana.

Existen prisas por actuar. Las autoridades, los gobiernos y quienes tienen capacidad de toma de decisiones a cualquier nivel tienen que tomarlas en tiempos muy recortados y con la información (a veces vaga e incompleta) que esté disponible en ese momento. Todo ello complica mucho sus actuaciones y hace que los errores cometidos o las decisiones precipitadas puedan tener consecuencias en la población.

Un ejemplo reciente, que me ha llevado a escribir esta entrada, lo he visto publicado en la sección de noticias de la revista Nature ayer mismo relacionada con las nuevas mutaciones detectadas en Europa en ciertas proteínas de superficie del virus que podrían modificar la eficacia de la vacuna presentada por Pfizer unos días antes.

A finales de la semana pasada se hizo público la eficacia de un 90% de la vacuna desarrollada por Pfizer. Noticia revolucionaria que cambió, en parte, la perspectiva de la enfermedad dando un punto de luz entre la oscuridad absoluta.

Las prisas nos llevaron a lo demás.

Los resultados presentados nos dicen que en condiciones ideales, dentro de un ensayo clínico, hasta un 90% de las personas que recibieron la vacuna desarrollaron niveles de anticuerpos protectores frente al coronavirus en un corte parcial realizado. Desde el punto de vista científico (y sin tener aún los datos definitivos) se plantean diferentes dudas:

  • ¿Cuál va a ser la efectividad real?. No es lo mismo hacer esa medida en condiciones ideales (eficacia) que en el mundo real (efectividad). ¿Va a ser la misma en todos los subgrupos?, ¿hay diferenecias entre alguno de ellos?.
  • ¿Cuándo de ha dado el corte?, ¿cuanto queda para finalizar esa fase de investigación?.
  • ¿Cuánto tiempo va a durar esa protección?.

Las prisas por dar algo de luz dentro de esta oscuridad social pandémica (y posiblemente intereses dentro de la política estadounidense) construyeron titulares de noticias altamente sensacionalistas.

De forma casi inmediata gracias a la conexión universal de las redes sociales, pusieron de manifiesto varias limitaciones de la vacuna:

  • Necesidad de dos dosis.
  • Dificultades en el mantenimiento de la cadena de frío para el transporte y almacenaje de las dosis de la vacuna.
Imagen de emmagrau en Pixabay

Pero llega la gran noticia: una mutación en una proteína de la espícula del coronavirus que ha generado esta nueva ola en Europa. Otro estudio publicado en Nature (26 de octubre) viene a confirmar que la variante del SARS-CoV-2  que apareció en el mes de marzo (G614), tras haber experimentado 3 mutaciones más, tiene una capacidad de contagiosidad al menos 10 veces superior a la variante D614 que causó la primera ola (y que ha sido la variante sobre la cual se ha desarrollado la vacuna). Además tiene una mayor capacidad de concentración y replicación en la zona nasal y orofaríngea, siendo menor su concentración a nivel pulmonar. Esto explicaría tres hechos:

  1. La menor mortalidad de la segunda ola.
  2. El alto número de casos de contagios por la alta facilidad de trasmisión y la elevada carga viral en orofaringe.
  3. Los casos de PCR persistente semanas después haberse resuelto la infección #covid por persistencia de fragmentos del genoma del virus.

Ante estos hechos surge preocupación por la posible efectividad de la vacuna ya que los ensayos se están realizando basados en la variante previa D614 y no con la G614.

Se han detectado 12 casos en seres humanos con cambios genéticos en la proteína que forma la espícula del virus y que es condicionado por la mutación genética descrita.  Todos ellos fueron notificados entre los meses de agosto y septiembre en  Jutlandia del Norte (Dinamarca) relacionados con granjas de visones.

Otra vez las prisas hacen que las autoridades danesas recomienden el sacrificio de 15 millones de visones de sus granjas.

En la misma revista Nature, con fecha 8 de noviembre, se publica otro estudio donde se afirma la escasa probabilidad de que esta mutación pueda afectar a las vacunas en desarrollo.

No sabemos que pasará con la vacuna, si ese 90% de efectividad se mantendrá en condiciones no ideales con las mutaciones existentes en varias regiones del planeta. Tampoco sabemos por ahora qué va a pasar con los visones daneses.

Lo quye sí se es que tengo dos grupos de whatsapp que me han servido para hacer estas reflexiones y que valen muchísimo. Un grupo con mis compañeros de promoción de la facultad con actualizaciones y reflexiones por parte de médicos de gran valía profesional y personal y otro grupo de enfermeras con mis queridísimos «salusplayers» donde las evidencias del cuidado llenan sus comentarios con reflexiones éticas de gran calado.

En estos grupos la información, como la buena cocina, se cuece a fuego lento.

 

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Médico de Familia. Doctorando URJC. Apasionado por la aplicación de la tecnología en todos los aspectos de la salud. Entreno Pokemon, investigo con bots y a veces buceo.